Padres de alumnos de la escuela Nicolás Avellaneda cortaron la avenida Roca a la altura de la calle La Rioja, para reclamar porque sus hijos reciben clases presenciales dos veces por semana debido a las malas condiciones en las que se encuentra el establecimiento. Imágenes tomadas adentro del edificio muestran árboles caídos, aulas inundadas, muebles arrumbados y escombros en los pasillos.
“Basta de desidia”; “infraestructura digna para nuestros hijos”; y “exigimos una escuela en condiciones”, decían algunos de los carteles que sostenían madres y niños de la escuela, que alberga a 1.000 estudiantes. Ante la imposibilidad de impartir horas cátedra en 10 aulas del edificio, debido a problemas en el techo del primer piso, el cuerpo directivo tomo la decisión de alternar a los distintos grupos de niños en el espacio disponible. “Venimos hace más de dos años con falsas promesas”, apuntó Eva Díaz, madre de dos alumnos, quien indicó que además el establecimiento no cuenta con agua corriente desde hace años. Díaz explicó que los tres días de la semana en los que a sus hijos “no les toca tener clases” las maestras comparten la tarea a través de WhatsApp. Esta modalidad complica a los adultos que en vez de atender sus trabajos u otras actividades deben quedarse a cuidar a los menores.
“La empresa que ganó la licitación dice que no trabajaba por las lluvias, pero el lunes no llovió y de todos modos no vinieron”, demandó Giselle Gallardo, madre de un niño de tercer grado, turno mañana. “La escuela es un desastre, tanto a nivel infraestructural, como a nivel higiene”, denunció. “Hay chicos que están teniendo clases en el patio con el calor que hace”, reclamó. “La secretaria zonal nos dijo que podíamos cambiarlos, pero todas las escuelas están saturadas”, agregó.